
Julián Lima Rivera 502 j.t.
Cada año se cometen miles de asesinatos con armas de alto poder que
ingresan clandestinamente a territorio nacional como consecuencia de la
corrupción, la impunidad y la complicidad de muchas autoridades. Se trata de
un tráfico asociado, hoy más que nunca, a las organizaciones del crimen
organizado. Otras armas de menor calibre, son utilizadas en delitos
relacionados con robo callejero, asalto a negocio, a casa habitación, robo de
autos con violencia y por supuesto a homicidios.
Ya se sabe que el tráfico ilegal de armas es una amenaza a la
seguridad de las personas y un reto a las instituciones de orden y seguridad,
sin embargo ahora es necesario reconocer que México vive una crisis por este
contrabando y por los crímenes que se cometen cada año. Un ejemplo es
Baja California. En esta entidad, de enero a octubre del presente año, las
autoridades informaron de 550 ejecuciones.
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